La primera locomotora de vapor fue construida por el británico Richard Trevithick en 1803; una locomotora podía arrastrar mucho más que un caballo y a una velocidad de 8 kilómetros por hora. Fue entonces que dejó de ser un simple medio para ahorrar trabajo en las minas, sino que se convirtió en uno de los impulsores en lo que se conoce como Revolución Industrial.
Aunque Trevithik es el inventor de la locomotora, no fue el único que desplegó su ingenio para desarrollar y mejorar este tipo de aparatos. La realidad es que las primeras locomotoras de vapor que funcionaron regularmente fueron las diseñadas en 1812 por el inspector de minas John Blenkinsop, el propuso los rieles dentados que engranaban los las ruedas de la locomotora; es el antecedente de los trenes de montaña de cremallera.Fue el inglés George Stephenson otro de los precursores de las locomotoras de vapor; de hecho él junto con su hijo Robert marcaron un hito en la historia del ferrocarril. George Stephenson trabajaba desde aproximadamente 1798 en las minas como operador de máquinas de vapor y aunque no tenía una educación formal, su curiosidad y su voluntad le llevaron al estudio y perfeccionamiento de las locomotoras de vapor; la primera que construyó, la denominó como "Blucher" y la puso en movimiento el 24 de diciembre de 1814 en la mina de carbón de Killingworth.
Pero Stephenson era un visionario y sus ideas no terminarían ahí, "Blucher" fue la primera incursión en la construcción de estas máquinas, y el inicio de una larga sucesión de proyectos. Le obsesionaba la idea de un territorio entrecruzado por una red de ferrocarriles de vapor. Padre e hijo construyeron e inauguraron el primer ferrocarril público de vapor que discurría a una velocidad de 20 a 25 kilómetros por hora; años más tarde construirían juntos una locomotora capaz de arrastrar un tren de 14 toneladas a 45 kilómetros por hora.
El éxito de las locomotoras de Stephenson abrió una nueva era en la historia de los transportes.
Fue en el año 1845 cuando Morse patentó el invento del telégrafo, al que dotó de un sistema de codificación que recibió su nombre.
En 1852 el Ministerio de Fomento inició la construcción de la red telegráfica en España y en 1857 entró en funcionamiento la línea Zaragoza-Barcelona, con una estación intermedia en Barbastro. A Campo, exactamente no sabemos cuándo llegó...
Lo que sí conocemos por la referencia de Antonio Castel es que, a principios del siglo XX, el telégrafo de Campo estuvo instalado en los bajos de casa Pujol, en la Plaza. Primero lo regentó un funcionario, el Sr. Manuel Bertolín y luego la responsable del servicio fue la señora Elvira (cuyo apellido no conocemos). Como en aquellos años no había ningún teléfono en Campo, el telégrafo era el único medio para poder transmitir noticias urgentes.
Sabemos, por otras fuentes, que después de la Guerra la oficina de Telégrafos estaba al lado del Ayuntamiento, donde vivía doña Ramona, la maestra. La sala en la que se había instalado daba a la calle y tenía una gran ventana. Los responsables del centro eran soldados de transmisiones, que enseñaron el código Morse a varios niños que vivían por allí cerca.
Según explica Antonio Castel, en su libro “Estampas y relatos de la vida de Campo (Huesca)”, en 1925 había sólo un teléfono de uso particular en Campo. Era propiedad de la Cooperativa de Fluído Eléctrico de Barcelona y estaba en casa de Roy, ya que el señor José Samblancat era el capataz de las brigadas de instalación de las líneas de alta tensión. Posteriormente ese teléfono pasó a casa del señor Latorre, en el piso tercero de la actual casa de Elías Aventín y Guadalupe Samblancat. Aunque era de uso privado también podía ser utilizado por los vecinos en casos de urgencia.
Recogemos textualmente la información facilitada por Antonio Castel: “El señor Angel Serveto, que fue celador de la Compañía de Fluído Eléctrico, disponía de un teléfono móvil que conectaba a los cables del alumbrado y con una manecilla que hacía girar producía la llamada a Barcelona para comunicar alguna noticia o dato de la central”.
“Este mismo teléfono lo heredó el señor Manuel Puertas, a partir del 1.939, que sucedió en el cargo al señor Serveto”.
Después de la Guerra Civil había alguno más, teléfonos que utilizaban los militares y la Guardia Civil y a los que se recurría en caso de necesidad.
Alrededor de 1953 se instaló el teléfono público en Campo. El locutorio estaba en casa del “Botiguero” y las hermanas Rosalía y Blanca Morancho fueron las primeras telefonistas que hubo en el pueblo. Posteriormente se instaló el locutorio en casa del señor Manuel Pera, que el Ayuntamiento compró con esa finalidad. Allí vivieron con su familia y trabajaron como telefonistas Mariluz y Beatriz Zabaleta, hasta que se cerró el locutorio.
Del uso del teléfono y el telégrafo hace cincuenta años en Campo, podemos hacernos una idea a través de una carta fechada en 1945. Resulta interesante ver de qué manera se hacía uso de las comunicaciones entonces. La carta fue escrita en Campoo por Josefina Auset y la dirigía a su marido y a su hija Basilia, que se encontraban en Barcelona.
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